domingo, 24 de junio de 2007

Y entonces... ¡entendí el perdón!

- Kate: Quiero contarte lo que hice. Porqué me perseguía.
- Héroe: No importa Kate quienes eramos, hicimos antes de esto. Antes del accidente. Realmente... todos morimos hace tres días. Sí. Tenemos derecho a empezar de nuevo.
- Kate: De acuerdo.
- Héroe: De acuerdo.

Kate había sido perdonada. Se había perdido sí, pero no su persona, sino su pasado.
Llegan las vacaciones y el tiempo libre por suerte, o por desgracia cuando no sabes en que gastarlo, se multiplica. El caso es que como buen aficionado a las teleseries me propuse echar un vistazo a Perdidos (lost) y con eso ampliar el género (Héroes, Me llamo Earl, Stargate,...).

Pues bien, por lo visto dicen que es muy buena. Pero hasta aquí sólo he visto el tercer capítulo de la primera temporada y... sí, me lo debe de parecer, (nota mental) porque ya estoy escribiendo sobre ella. Está bien que sea todo lo surrealista que quiera ser, pero acostumbrado a ver Star Trek, un oso polar por medio de la selva es una anécdota para mí de lo menos impresionante. En cambio, lo que sí me ha llamado la atención es la carga espiritual de la serie, que en pocos minutos, en el ocaso de este capítulo, resulta realmente revelador.

Tal vez los héroes no existan, decía una voz en off mientras la película proyectaba sus últimas imágenes en Bandera de nuestros padres, los héroes son algo que necesitamos, es nuestra forma de comprender lo incomprensible. Cómo puede alguien sacrificarse tanto por los demás.

Jack Shepard, el protagonista de nuestra serie, no se consideraba un héroe, él sólo hacia lo que creía correcto. Su profesión era la medicina; y cuando intentaba mediar en una discusión, sólo hacía eso, lo que creía correcto. Nunca pretendió ser un héroe, pero así lo veía la gente. Aún el que lo llamó sarcásticamente así, debió ser porque en su fuero interno así lo sentía. Todos estaban traumatizados. Todos necesitaban un héroe. Todos gritaban a lo Bonnie Tyler, pero con más dramatismo, ¡I need a hero! I'm holding out for a hero till the end of the night.

No obstante, algunos como Kate o aquel que sarcásticamente se refería a Jack como el "héroe", parecían no necesitarlo, probablemente ellos mismos, a su forma, también eran héroes. Pero hasta los héroes necesitan creer en héroes, y Jack no era menos. Probablemente por ese motivo resultaba tan comprensible con Kate y los demás. Digamos que él necesitaba también de su propia medicina. Después de todo, un héroe, como diría Emerson, sólo es una persona corriente que ha decidido no retroceder ni renunciar a sus valores.

Aquellos mismos valores que tanta admiración causaban entre los "sobrevivientes", marcaban la diferencia entre parecer un héroe o convertirse en su propio archienemigo. Es por eso que sus palabras no eran en tercera persona. Él las necesitaba tanto como Kate, o más. Quién sabe, sino fuera porque es un personaje de ficción.

En cambio, ¿y nosotros? No seremos personajes de ficción, pero también necesitamos ser perdonados. Necesitamos un "héroe/heroína", no de ficción, que nos diga en aquel momento oportuno lo que necesitamos oír: "No estamos perdidos, solo ha llegado el momento de empezar de nuevo." Porque si bien lo fácil es hacer la maleta y cambiar de aires, a menos de saberse perdonado, uno no puede empezar de nuevo olvidando lo pasado. Valga la redundancia, todo empieza por la necesidad de sentirse necesitado, porque aún por muy heroicos que nos veamos, como decíamos, hasta el mejor de los héroes necesita creer.

Como diría Pablo en su segunda carta a los corintios "Pues el amor de Cristo nos apremia, habiendo llegado a esta conclusión: que uno murió por todos, por consiguiente, todos murieron." Todo aquel que con premura crea en Cristo, como el doctor Jack Shepard, salvando el contexto, puede decir: "hace tres días (y dos mil y pico años, añado), todos morimos" allí en la Cruz, y por ende "tenemos derecho a empezar de nuevo" puesto que "si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí, son hechas nuevas."

"De manera que nosotros de ahora en adelante ya no conocemos a nadie según la carne; aunque hemos conocido a Cristo según la carne, sin embargo, ahora ya no le conocemos así." porque si hemos escuchados las palabras: "No estás perdido, ha llegado el momento de empezar de nuevo," es justo que del mismo modo tratemos así a nuestros semejantes. Porque si en la cruz todos morimos, al tercer día todos los que creeimos también hemos resucitado. En ese sentido ya no conocemos a Cristo según la carne. Ni tampoco debiéramos conocer así a nuestro prójimo, sea amigo o enemigo, si es que en verdad hemos entendido el misterio de la reconciliación.

"Todo esto procede de Dios, quien nos reconcilió consigo mismo por medio de Cristo, y nos dio el ministerio de la reconciliación; a saber, que Dios estaba en Cristo reconciliando al mundo consigo mismo, no tomando en cuenta a los hombres sus transgresiones, y nos ha encomendado a nosotros la palabra de la reconciliación." Puesto que "por todos murió, para que los que viven, ya no vivan para sí, sino para aquel que murió y resucitó por ellos." Ese es nuestro valor, la reconciliación que es por medio de Cristo, y renunciar a tal, no solo nos convierte en enemigos de Dios, sino de nosotros mismos y de nuestros semejantes. En cambio, retenerlo es la gracia que nos convierte en héroes, es decir, personas corrientes que no retroceden, sino que cuando caen, errando, se reconcilian con Dios y Él los levanta. La gracia que nos hace embajadores/héroes que están ahí para decirte "No todo está perdido, sino que ha llegado el momento de empezar de nuevo."

"Por tanto, somos embajadores de Cristo, como si Dios rogara por medio de nosotros; en nombre de Cristo os rogamos: ¡Reconciliaos con Dios! Al que no conoció pecado, le hizo pecado por nosotros, para que fuéramos hechos justicia de Dios en El."

No hay comentarios: