sábado, 9 de junio de 2007

...y en tí ¿quién despierta tú admiración, asombro y aplauso?

Hay algo excitante en el hecho de descubrir algo nuevo. Pero lo cierto es que el entusiasmo no está ligado al objeto de misterio, sino al periodo de ignorancia que precede a su revelación.

Pero cuál no será nuestra ignorancia, que hemos llegado al punto que ignoramos cuánto ignoramos. ¿Me explico? Es tal, que perdimos todo interés. Porque creímos que lo conocemos todo, que lo sabemos todo, o si no, que nada es tan importante como para que precise nuestra atención.



Y si a esto hay que añadir la cantidad de interferencias que sufren nuestros sentidos... ¡¡¡buffff!!! De manera que o nos impiden la contemplación o simplemente desvían nuestra atención. Ya difícilmente damos la oportunidad a que algo o alguien nos asombre, o dicho de otro modo, todo nos parece tan vulgar que perdemos la ilusión por descubrir un misterio o hurgar más allá de nuestra realidad virtual.

Pero al menos, por un instante, si es que basta un segundo, en el caso de poder disfrutar de una noche estrellada libre de la contaminación lumínica de nuestras ciudades (curiosa ilustración de esas interferencias a las que antes nos referíamos), contemplemos el firmamento y sintamos el entusiasmo que provoca ignorar que sentido o significado esconde semejante cuadro. En cierto modo, disfrutar de la sensación de volver a ser un niño... ¿por qué...? ¿y por qué...?

Tan siquiera pensar que somos como una mota de polvo frente a tan basto escenario, el Universo, y entre tanto los únicos seres del patio de butacas, la Tierra, capaces de apreciar su belleza debiera cuanto menos sobrecogernos por la magnánima (esplendida, digna, noble,...) paradoja que esto supone.



Ahora bien, esto mismo debería arrancarnos todo lo que vemos sobre la Tierra, pero parece que incluso aquí se aplica el dicho que dice: "no hay profeta sin honra sino en su propia tierra."

Es verdad que un profeta estrictamente es un hombre que habla en nombre y por inspiración de Dios, y que la tierra y los cielos sólo son el producto de un proceso productivo. Pero si, como dijera Confucio, "un caballero se avergüenza de que sus palabras sean mejores que sus hechos," Dios, por ser el Bien Sumo, ha logrado que sus palabras no sean mejores que sus hechos, porque entre otras cosas, por su Palabra fueron creados los hechos mismos. De manera que tanto su Palabra como la Creación misma tienen algo que decir (Salmo 19).

En efecto, como afirma este salmo lo que cuentan los cielos no se oye con palabras, tan siquiera con algún tipo de lenguaje como el que pretende oír el programa SETI en su búsquedad de inteligencia extraterrestre. No obstante se puede oír el eco de una leve onda desde los confines del Universo, todavía perceptible por esos "micrófonos interplanetarios" que son los radiotelescopios.

Por paradójico que parezca, ésta evidencia suscita que el origen del Universo como lo conocemos se remonta a una gran explosión, y que este eco, como lo llaman algunos, sólo es el rescoldo de aquella "vieja fogata". Este eco se conoce como Radiación de fondo de microondas (CMB). Pero... sigamos urgando.

Décadas antes del descubrimiento de la CMB, en 1914 el astrónomo Vesto Slipher observó que ciertas nebulosas se alejaban de nuestro sistema, es decir, el Universo no es estático. Pero es más, posteriormente se descubrió que no éramos los únicos en alejarnos, sino que todas y cada una de las Galaxias se alejaban entre sí. Esto supone que tiempo atrás las Galaxias estaban más juntas las unas a las otras, y como conclusión, todo el Universo estuvo una vez, conglomerado en un sólo punto. Esto es lo que llaman los científicos singularidad. Y la expansión de dicho punto de propiedades y características desconocidas se denomina hoy con lo que en un principio fue una mofa de Fred Hoyle, uno de sus detractores, el Big Bang.

Más tarde, en 1974 Allan Sandage un científico convertido al cristianismo a los 60 años de edad, no sólo verificó que el Universo se halla en expansión, sino que su velocidad no es uniforme. Está sufriendo una desaceleración. Es decir, cada vez se expande menos deprisa. Lo cual abriría la posibilidad a un Universo infinito, es decir, que se expandiera y contrajera continuamente, sólo que en periodos demasiado largos como para que jamás sirva de argumento cinematográfico para crear una película catastrofista.

No obstante no existe argumento científico para creer que esto fuera posible. En cambio todo apunta a que estamos en un Universo de un solo ciclo, y por tanto de acuerdo al término Principio y Creado. Y aún de no ser así, no hay manera de averiguar esto. La singularidad precedente al Big Bang, y aún los primero tiempos (Era Oscura) donde el Universo aun era lo suficiente compacto (caliente), contenía tal densidad de energía como para que ningún tipo de información de ese tiempo o anterior hubiera sobrevivido.

Llegado este punto la ciencia plantea cuestiones que no sabe responder... ¿cómo..., de dónde..., o porque existe el Universo? son preguntas que trascienden los límites de la ciencia pese a todo, y por otro lado nada de lo que hasta aquí hemos descubierto es desdeñable, sino como diría Albert Einstein, el hombre ha encontrado a Dios detrás de cada puerta que la ciencia ha logrado abrir, y en cambio como afirmaría Job al meditar en estas cosas, "he aquí estos son los bordes de sus caminos; ¡y cuan leve es la Palabra que de Él oímos! Pero su potente trueno, ¿quién lo puede comprender?"

Entonces ¿qué sentido esconde todo si cuánto vemos y oímos plantea más preguntas que respuestas? El sentido que esconde es que nos asombremos, pero no por el periódo de ignorancia, puesto que Él dice en su Palabra "es gloria de Dios encubrir una cosa, pero la gloria de los reyes (científicos, o simplemente de un niño) es investigar el asunto." Es decir, que nos asombremos y maravillemos en Dios mismo. Dicho de otro modo que nos deleitemos en Su Majestad. Al fin al cabo es lo que dice el Salmo 19. Los cielos cuentan, ¿pero qué cuentan? la gloria de Dios, ¿y a quién la cuenta? a los hombres. Este es el fin último de la Creación, no que el hombre disfrute de ella, como algunos piensan, ni que el hombre le adore con sus frutos, sino que el hombre oiga a Dios también por medio de ella (Romanos 1:20).

Cuando todo se ha visto y oído, al final de la partida, sólo vale esto... "El cielo es mi trono, y la tierra estrado de mis pies; ¿dónde está la casa que me habréis de edificar, y dónde el lugar de mi reposo? Mi mano hizo todas estas cosas, y así todas estas cosas fueron, dice el Señor; pero miraré a aquel que es pobre y humilde de espíritu, y que tiembla a mi palabra."

Foto 1.Nebulosa Helix, vulgarmente conocida como el ojo de Dios. No me preguntéis por qué Pero... ¿a qué es curioso el calificativo, teniendo en cuenta los tiempos que vivimos?
Foto 2. Aurora boreal sobre Alaska. Efecto atmosférico, consecuencia del choque entre particulas ionizadas. Unas provenientes del sol (tormentas solares), que atrapadas por el campo magnético de la tierra son atraídas y se descargan sobre la ionosfera, donde se hallan las otras. Esto provoca espectaculeres estallidos de luz.

lunes, 14 de mayo de 2007

Nada nuevo bajo el sol

Nada nuevo bajo el sol es el título de una exposición de pintura de Antonio Soto que hace poquito tuvimos ocasión de disfrutar en el Rectorado de la Universidad de Sevilla, gracias a GBU (grupos bíblicos universitarios).

La serie de cuadros están inspirados en el libro de Eclesiastés, cuyo tema central trata precisamente la vanidad de la vida. La idea fundamental es que somos un soplo, hoy estamos y mañana no, aun nuestra huella e incluso nuestra memoria se pierden en el olvido. Todo el libro está salpicado de notas pesimistas, sólo alivianadas por el pensamiento de que Dios, en medio de todo nuestro peregrinaje por ésta vida, está ahí tendiendonos su mano para dar sentido a cada paso que demos, nos ocasionen desdichas o delicias. Y es que, de qué manera habría experimentado el Predicador, sobrenombre del autor, la vida, que habiendolo probado todo, en palabras suyas, sólo puede concluir exclamando: teme a Dios y guarda sus mandamientos, porque esto concierne a toda persona. Porque Dios traerá toda obra a juicio, sea bueno o sea malo.

En otro pasaje de la Escritura la idea de la vanidad queda bien plasmada: "Toda carne es como la hierba, y toda su gloria como la flor de la hierba, secase la hierba, caese la flor..." y aquí viene lo que marca la diferencia, la esperanza, "...mas la Palabra del Señor permenece para siempre." 1ª Pedro 1:24-25. ¿Por qué? Porque está fundada en la Verdad, en la sangre de Cristo y en su resurrección.

Pero los cuadros no se cuelgan solos... aquí os dejo las fotos de la mañana del sábado que nos dejaron muy buenos momentos... momentos de reir y momentos de trabajar; momentos de atornillar y momentos de desatornillar; momentos de anudar y momentos de desatar; momentos de bricolaje y momentos de piscolabis... momentos de montar, jeje, todo tuvo su momento, solo que en mi caso no hubo momentos de desmontar, porque no estuve para la ocasión... por lo que no me pude despedir, así que valga esto como despedida. Gracias xabales, en especial a Antonio Soto, el brindis va por ustedes, jeje.

miércoles, 11 de abril de 2007

Mudanza

En 23 años para 24, puedo contar tres mudanzas de vivienda, y con ésta una de blog, la cual no cuenta. El caso es que en aquellas mudanzas pude embalar muchas cosas dentro de cajas sobre las cuales escribí todo tipo de descripciones… salón, vajilla, frágil, cuidado, no apilar… nada que alguno no haya hecho o visto.
Y entre tanto, sin darme cuenta, durante todo este tiempo en esta cabeza que tengo por caja, hemos embalado muchos pensamientos que al igual que las otras han sido de todos los gustos y colores… tampoco nada originales, nada que ninguno se haya planteado, ni con más cuidado, no olvidar, frágil, importante, que los de cualquier otro… pero al menos, eso sí, con el apelativo de Fran, es decir personales y algunos difícilmente transferibles.



No obstante, si hay una cosa o cualidad que me maravilla del ser humano es la capacidad que Dios le ha dado de poder otorgar identidad a los sonidos para comunicar sus pensamientos.
Si se pudiera decir así, cada vez que balbuceamos unos sonidos o grabamos unas letras estamos desembalando nuestros pensamientos. Pensamientos que al fin y al cabo son palabras que un día oímos y embalamos en nuestra mente.

Y en toda mudanza existen algunos enseres prioritarios que desembalar, como pueden ser la cocina, los platos, las camas, sabanas, mantas y tal. En cierto sentido estos son lo primero y todo lo demás cosas secundarias, pero que con tiempo igualmente van tomando su lugar en la casa. También es verdad que a veces en el transcurso de nuestra mudanza nos entretenemos demasiado con esto ultimo, y tenemos el típico caso de un sueño incomodo porque la habitación aun no es confortable, o un mal desayuno porque la cocina aun no es operativa. Esto se sufre especialmente cuando nos dedicamos al tonto, aunque extrañamente adictivo, juego de explotar burbujas de plástico o a peleas con bolas de papel de periódico. Ya me entienden.

Si lo miramos de cierto modo cada día vamos amueblando nuestras vidas con los pensamientos que vamos desembalando, ya fuere por nuestra boca o por nuestras manos, es decir con palabras escritas o con hechos. Lo cual nos debería llevar a preocuparnos que huecos de éste, nuestro hogar, estemos llenando.
Me pregunto: ¿Son lugares vitales? Como a modo de ejemplo la cocina o nuestro lugar de descanso. ¿O por el contrario estamos perdiendo demasiado tiempo en explotar burbujas de plástico o llenar habitaciones con bolas de papel? No quiero decir que esto sea malo, pero siempre y cuando no descuidemos las estancias principales. Y aun así hemos de amueblarlas con sabiduría. Porque imaginaos (perdonad el ejemplo jeje), por muy excéntrica que sea la decoración hoy día, no es nada útil colocar un microondas en el lugar del bidé, porque pese a que en ambos se hacen huevos al baño maría, no se hacen con el mismo fin. Ya me entienden.

Por tanto, y ahora hablando en serio, del mismo modo en que hemos sido consecuentes con nuestras casas, seamos consecuentes con nuestras almas. Decía Claude Bernard, y es mi frase favorita, que el que no sabe lo que busca, no entiende lo que encuentra. Y creo que ésta es una respuesta lógica al motivo de porque a veces nos sentimos tan vacíos. Es decir, que tengamos una cocina inútil, una cama insoportable y un baño inoperativo, aunque entre tanto tengamos un gran salón de juegos. Amueblamos nuestra vida, pero la amueblamos mal. Buscamos con que llenar nuestra vida, pero buscamos mal, porque buscamos lo que no sacia pese a que no cesamos de desembalar pensamientos.

Entonces aquí cabrían las palabras de Jesús: "Busca primero el Reino de Dios, y las demás cosas serán añadidas." Porque nuestros pensamientos no son los pensamientos de Dios. Porque Él solo desea el bien para nuestras vidas. Por tanto acerquemonos a Dios y Él se acercará a nosotros.

Un saludo :)

lunes, 26 de marzo de 2007

Vandalismo memorial

¡Vandalismo! Curiosa palabra, sí. Por lo poco que he podido averiguar ésta palabra viene de un pueblo bárbaro germánico, cuyos habitantes eran conocidos como vándalos, quiero decir como los vándalos, ya que su destructivo estilo de vida precedió a su nombre y no al revés. Es decir, como al contrario suele suceder con las palabras, en este caso el significante precedió al significado. Significado que según el DRAE dice: “espíritu de destrucción que no respeta cosa alguna, sagrada ni profana.”

Por cierto, el término lo acuñaron los romanos, evidentemente. Porqué no iban a ser los propios vándalos quienes se iban achacar tremenda fama, porque así no hay comunidad de vecino que te acepte. Nosotros tenemos el ejemplo de los de Lepe, claro está, las connotaciones son bien distintas, y además, el tiempo ha demostrado que su fama, mala o buena, depende de cómo se mire, en ningún caso les ha perjudicado, sino al contrario. De hecho, quien sabe, pero hasta puede que llegue el día en que lepero se ligue a cierto ejemplo de virtud.

Pero en fin, lo que está claro es que con la palabra vándalo no ha pasado, ni va pasar nada de eso. No obstante, sutilmente, el significado de la palabra ha ido perdiendo fuerza a medida que otros términos, como tolerancia, que siempre han sido de domino universal, han ido desplazándose a extremos partidistas.

De esta manera, se ha logrado encasillar la palabra vandalismo dentro del cajón “no respeta alguna cosa”, cuando bien estaba en el cajón que reza: “no respeta cosa alguna”, es decir, nada. Entendéis la diferencia, ¿verdad?

Urbano, monumental, medioambiental son palabras que con más o menos frecuencia acompañan a nuestra curiosa palabra con la intención de vincular los efectos a una única causa, jóvenes sin consciencia social, personas sin escrúpulos y tal. Pero todo lo útil que se sugieren para aclarar y distinguir, de nada sirven, si olvidamos que dentro del vandalismo cabe mucho más. De modo que el vándalo no es solo aquel muchacho que revienta buzones o quema papeleras, sino cualquiera que no respeta a algo o alguien, sea sagrado o profano.

Así que para el caso, el adjetivo del título de este tema , vandalismo memorial, tiene el objeto de recordar una cosa más dentro del cajón, que sin desdeñar las demás, resulta mucho más sustancial en nuestra actualidad.

Claro qué ahora las personas a las que se les aplica el título de vándalos memoriales no son los clásicos bárbaros pelopinchos, desgreñados o niñatos, sino que han venido a ser, los propios romanos, es decir, aquellos mismos que fardan de ser los más civilizados, cosmopolitas y progresistas individuos, que en todo caso, a su juicio, resultan transgresores. Como si eso fuera algo bueno cuando mancillan, es decir, violan, ensucian, deshonran, ultrajan, ofenden la memoria histórica no solo subjetiva (la cual siempre estará abierta a debate), sino lo que es más grave, incluso la del pasado. De modo que transforman en nombre del arte, al estilo del ministerio de la verdad del libro de 1984, de George Wells, nuestra historia.

Y es que al parecer no solo “el que controla el presente controla el pasado”, sino que ahora basta con un pincel o una Nikon en la mano y a un necio como consejero de cultura, para reescribir al antojo del “artista,” y a costa de los contribuyentes, el pasado. Es el caso de JAM Montoya, autor de las irreverentes fotos de temática cristiana, que quiso ser artista y se quedó por el camino a la altura de un vándalo, de alguien que no respeta ni lo sagrado, ni mucho menos lo profano, o... ¿acaso pidió permiso a los contribuyentes en general? ¿o a los católicos? ¿o a los protestantes?

Para más información, véase los siguientes enlaces:

martes, 20 de marzo de 2007

2. La sed de felicidad

En cierta ocasión reunido el concilio judío y el sumo sacerdote del templo para juzgar y castigar a los apóstoles porque predicaban «todas las palabras de esta vida,» oyendo la defensa de los Doce «se llenaron de odio y quisieron matarlos.» Pero levantándose un hombre llamado Gamaliel, miembro muy distinguido del concilio y maestro de la Ley, recordó al concilio que en otros tiempos se levantaron hombres quienes pretendieron ser alguien, pero perecieron porque no venían de parte de Dios, así llegó a la conclusión: «si este plan o acción es de los hombres, perecerá; pero si es de Dios, no podréis destruirlo; no sea que os halléis luchando contra Dios.» (Hechos 5:17-42)

Una encrucijada, es el punto donde se encuentran dos, tres o más caminos. Así se entiende visto desde la perspectiva de un observador objetivo, esto es, de alguien que no camina por ninguno de ellos. En cambio, para el caminante que anda por uno de ellos una encrucijada es el punto donde su camino se bifurca en otros dos, tres o más caminos. Ésta en cambio sería la definición digamos, subjetiva y por tanto, la más dramática, porque entramos a formar parte del cuadro.

Por muy bueno que pudiera ser uno contando historias, describiendo paisajes o expresando sentimientos ni de lejos, querido amigo, podrías llegar a sentir las sensaciones que tales experiencias me provocan. Cuánto menos ibas a poder, aclarar, puntualizar o profundizar más allá de mis palabras, siempre cortas y escasas. Por este motivo es que me he decidido a escribir este ensayo, para que ésta encrucijada no la entiendas sobre un mapa, como el camino que otros marcan; sino sobre el camino que tu andas. Porque como escribió el poeta sevillano Antonio Machado: «caminante no hay camino, se hace camino al andar.»

El tiempo pasa inexorable, y podríamos decir que cada grano de arena que cae en el reloj es el eco del polvo que levantan tus pies al caminar. Aun cuando nos negamos a caminar, a tomar decisiones y solamente pareciese que nos dedicáramos a observar sin aparentemente comprometernos con nada ni nadie, el tiempo pasa invariablemente y por tanto damos pasos, de manera que quizás, sin darnos cuenta, estamos cruzando encrucijadas y tomando caminos, que de saber que no son todo el cuadro sino el fondo y nosotros el protagonista del mismo, jamás habríamos tomado.

Pero pongamos que no somos de esos; -claro, claro, yo no… que va… sino que nos gusta conducir, digo… caminar. Podemos elegir las encrucijadas ¿no? al menos se supone, sí, pero no obstante hay encrucijadas por las cuales todos en esta vida hemos de pasar, por mucho que como hemos dicho las queramos evitar. Y una encrucijada común, sino la más común es: ¿cuál es el camino que conduce a Dios?

Sí, probablemente no te la hayas tropezado con ese mismo nombre, pero estoy seguro que a tu entender o formas de interpretar la vida, no una, ni dos, sino muchas, te has visto en la vicitud de buscar el camino que conduce a Dios. Por ejemplo, cuándo simplemente te preguntas qué me hace más feliz, cuál es el propósito de mi vida,… inconscientemente sí, pero ahí te preguntas ¿Cuál es el camino que conduce a Dios? Veamos…

Si buscas amor, buscarás la persona que más feliz te haga; si buscas comodidad, buscarás la postura más cómoda; si buscas bienestar, buscarás la mejor relación calidad/trabajo; si buscas… y así sucesivamente y probablemente nunca acabes de buscar, porque esa no son todas las cosas de la vida. En efecto, nada de eso confiere plenitud a la vida, pero es la búsqueda de ella la chispa que enciende el motor de la vida, la razón que hace que te levantes cada mañana, y la convicción de que decidas que todo merece la pena.

Como todos, buscamos aquello que lo llene todo en todo. Pero somos seres personales, no impersonales, y por lo tanto lo indefinido no nos puede completar, por el simple hecho de que no podemos establecer una relación interpersonal con eso, porque una es la gloria de las cosas materiales, y otra la de los seres vivos, y entre ellos una la de los hombres y otra la de los animales.

Sin saberlo, tu buscas a aquel que lo llena todo en todo, a aquel que es todas las palabras de esta vida, a aquel que te hace sentir bien, que te da la paz. Buscas a una persona, no a una cosa, pero qué digo, más que a una persona tú buscas a la Persona, la persona de Jesús. Porque aun cuando podemos mantener relaciones personales con los hombres, sean amigos, amigas, esposa o esposo, hijos o hijas,… los mismos no nos pueden completar porque tienen las mismas deficiencias que anhelamos saciar. Entre otros motivos, por eso es necesario obedecer a Dios antes que a los hombres.

Henry Scougal dijo una vez que el valor y la excelencia de un alma se miden por el objeto de su amor. En función de adonde apuntes, tu excelencia o valor se verán incrementada en la medida que la diana que fijes como objeto de tu amor te supere. En el caso de que apuntemos a tierra, los bienes materiales no nos van a aportar nada. Y en el caso de que apuntemos al horizonte, los seres humanos tampoco nos vamos aportar grandes valores, aunque en comparación con los materiales serán significativamente muchísimo mayores. Pero solo en el caso de que apuntemos a Dios podremos experimentar la sublimación de una experiencia de vida verdaderamente satisfactoria. Porque una es la gloria de los hombres, y otra la gloria de Dios, la cual es infinitamente más excelsa. Pero no por eso incompatible, porque no olvidemos, Dios se hizo hombre en la persona de Jesús para que pudiéramos establecer una relación interpersonal consigo. Es por medio de la Obra de la Cruz en expiación por nuestros pecados y su resurrección de entro los muertos que esto es posible.

En ese sentido, Jesús es el camino que conduce a Dios, Jesús es la alegría y todas las palabras de ésta vida. Y tu sed de felicidad la oportunidad de encontrarlo. A menos que te conformes con poco, porque como diría Claude Bernard, el que no sabe lo que busca, no entiende lo que encuentra.

Probablemente estás en una encrucijada, y no sabes que camino escoger, sólo que no te llenes de odio y quieras callar esta posibilidad. Ten libertad y comprueba por ti mismo si es verdad, no juzgues lo que tus pies no han pisado, porque si no viene de parte de Dios ten por seguro que perecerá, pero si en efecto este es el camino a Dios no lo podrás destruir.

"Porque nada podemos hacer contra la Verdad, sino solo a favor de la Verdad."

Un saludo.